Despertarse con ella

Hay que entrenar la poesía, como el amor, como las ganas de verte. No dejar que se oxiden las caricias guardadas para el día perfecto; ni que se gasten los cuerpos como las camisas, de tanto rozarse en el mismo cuello.

Hay que entrenar al corazón para que no se acostumbre, hay que leer, revivir tantas noches en vela y valorar en horas de insomnio lo que valen los domingos que estás conmigo.

Dejar de decir que no tienes tiempo y levantarte antes o sentarte en un parque a escribir lo que piensas. Hay que parar un poco, darle al pause, decirle a ese amigo que te llame cualquier madrugada.

Porque el tiempo corre demasiado cuando simplemente esperas, a que pase hoy, a que sea mañana o a lo que sea que es que te separa del próximo anhelado momento. Es como ir a trabajar pensando en las vacaciones o follar con ganas de salir de ese cuarto.

Hay que entrenar la mente para que no se acostumbre a la felicidad contenida, hay que decirle al miedo que despierte, hay que pelear con uno mismo para que siga valiendo la pena.

Hay que volver a escribir cada mes y llorar al menos cada cuarto creciente. Hay que seguir haciendo lo que fuera que fuese que te hacia ser tú, no vaya ser que algún día amanezcas y seas como ese cretino que olvidó que soñó, durante toda una vida, despertarse con ella.