Elige tus finales

Te dirán que te enamores de tu mejor amiga, es al revés. Enamórate sin negociar, sin peros ni remilgos y si sobrevivís al fuego acabareis siendo los mejores amigos. Te dirán que todos los finales son el mismo repetido, eso sí es verdad. Calamaro lo dice a su manera: “todo lo que termina, termina mal; Y si no termina se contamina mal…”. Todo lo que dice Andrés es susceptible de ser cierto o, al menos, merece ser valorado.

Hablando de finales, hoy -al sol madrileño de un San Valentín que asoma primaveras- una de estas coincidencias que mezclan el libro que estás leyendo, un proceso corriendo en tu subconsciente y algún estímulo totalmente al azar me hizo llegar a un concepto de la psicología que se llama “Peak-end rule1 que viene a decir que las personas juzgan una experiencia en gran parte basándose en cómo se sintieron en su punto máximo (es decir, su punto más intenso) y en cómo acabó, en lugar de basarse en la suma total o promedio de cada momento de la experiencia. Y ahí volvemos a la frase de Calamaro: “y eso se cubre de polvo…”.

Frase que trae a mi memoria las relaciones que se anquilosan en las fotos de los discos duros que ya no conectamos, en los correos que no leemos o, lo más común, en los whatsapp que borramos. No por preguntarnos qué fue de ellas y de nosotros, ni siquiera el dónde estarán que cantaba Serrano, sino por saber si, como dice la psicología, nos recuerdan por su punto máximo (negativo o positivo) y punto final o por todos los días que hubo en el medio. Yo, que en la mayoría de los casos alargué las conclusiones más de lo recomendable, tengo claro que sin saberlo esta fue mi praxis: enardecer y decorar los picos mientras prolongaba y desdibujaba los últimos destellos de cada relación. Como un paciente pidiendo que se alargue la colonoscopia para no recordar el final abrupto sino el masaje de los dos últimos minutos. Y ni tan mal.

Obcecado con entenderlo todo y justificar porqué escribo esta es otra razón más. Ribetear las memorias con detalles y adornos para asegurar que la fotografía mental se hace aún más pico al dejarla por escrito. El final, por el contrario, se emborronará solo y, como cualquier otro recuerdo, gana mucho en blanco y negro. Paco Umbral, al que estoy leyendo mal y tarde, decía que le daba vergüenza leer las cosas que escribe uno, “sólo se goza mientras se escribe (y por eso hay que escribir con gozo) y luego ya es una lata, un aburrimiento, una confusión de palabras, algo que se queda plano, soso e inexpresivo”. Porque, volviendo al verdadero Maestro, por mucho que decores tu final favorito…todos son el mismo repetido.

Y sí, hoy hemos venido a hablar de finales, de solteros en San Valentín o casados que preferirían no serlo, que es infinitamente peor. Del hombre cobarde, que lo hay y mucho, que no es capaz de decir de manera directa que no ama lo suficiente o que no está a la altura; ya sea él de ella, ella de él o ninguno de los dos de lo que tantas veces se prometieron. Hace falta mucha autoestima para reconocer en ti el error, la dejadez o el aburrimiento; pero mucha más valentía se requiere para verbalizar aquello que tiene que parar un tren en marcha. Es más fácil descarrilar, sino te importan los heridos. Hay que huir de la cobardía como del tedio. Si te toca estar al otro lado, el que recibe la noticia, el que descuelga para oír excusas que no convencen a nadie, el que encara el silencio y desenmascara al temeroso. Entonces sí, repasa lo que hemos dicho: solo recordarás el final y el momento pico. Ahora te toca elegir, elige la ira y reinterpreta todos los momentos en clave de venganza y vergüenza o elige el perdón, la paz y el estoicismo bien entendido. Porque el estoico de verdad no es el que acepta lo que viene sin más; sino, como decía Marco Aurelio, el que habiendo dado en todo momento su mejor versión, toma responsabilidades de sus hechos y acepta las cosas que no se pueden cambiar. Con dos cojones.  

Así que, en este San Valentín de pandemia, me resumo mis ideas fuerzas de este exabrupto que, volviendo a Umbral, será confuso y desordenado cuando lo lea y solo se goza mientras se escribe.

Cuantos más momentos pico, más memorias donde elegir, menos vacíos.

Da lo mejor de ti siempre, para no tener nunca opción a arrepentirte.

Hazte responsable de tus actos, como un buen estoico

Elige tus finales, será lo único que recuerdes.

Lee manuales de psicología.

Escucha a Calamaro.

Sé valiente.

Y si te haces una colonoscopia, siempre con anestesia.

Y ni tan mal.

[1] Redelmeier DA, Kahneman D. Patients’ memories of painful medical treatments: real-time and retrospective evaluations of two minimally invasive procedures. Pain. 1996 Jul;66(1):3-8. doi: 10.1016/0304-3959(96)02994-6. PMID: 8857625.

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/8857625/