Cartas imposibles

Hola yo,

Hace mucho que quería escribirte pero el tiempo ya no es lo que era. Decía alguien que confundimos lo urgente con lo importante, un poco es de eso es verdad. Un poco de eso soy yo ahora.

El otro día la prima me envió un whatsapp, sé que aún no sabes lo que es eso pero ni falta que te hace. Te adjunto una foto…imagínate que es una carta como las que tú ahora empiezas a escribir.

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Igual me quedé yo. Sin saber qué decir y desde entonces no me quito ese pensamiento de la cabeza. La prima a la que me refiero es la misma que, recién nacida, fuiste a visitar el pasado febrero al hospital. Sé que ese día ahora parece uno más, pero por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender la sensación que tuviste al entrar en su habitación durará para siempre. Quizás era porque venias de ver a esa chica en la que no puedes dejar de pensar, quizá porque acudiste allí solo y aún no estás acostumbrado a tanta independencia. No lo sé, pero ya verás como días que son aparentemente simples se quedan para siempre en tu memoria. Te pasará mucho más con los años. Es bueno.

El tema de la «situación económica» casi que te lo explico en otro momento que aún te queda muy lejos y sobre la prima no te preocupes mucho por ahora, ha aceptado jugar conmigo a una tontería que le he propuesto: le mando vídeos cada semana y ella me los comenta. Sé que eso para ti también parecerá bastante raro pero insisto, no te preocupes y sigue grabando cintas con la mini cadena nueva. Eso es algo que acabarás echando de menos aunque ahora no te lo creas. Y de la prima no te cuento más, solo ha sido una excusa para escribirte, pero para que veas que tampoco cambian tanto las cosas, es posible que como parte del juego le recomiende “Ilusiones” o quizá “El Club de los Poetas Muertos”. Lo sé, son básicos. De todos modos a ella le preocupa más encontrar su pasión que perseguirla. En eso debemos sentirnos afortunados.

Y aquí quizá me he vuelto a adelantar pero creo que es importante que lo sepas. Posiblemente fue el año pasado, cuando escribiste de tirón esos 10 folios que pasaste a limpio antes de dárselos a la chica que te enseñaría a besar un día volviendo a casa. Quizá fue entonces o quizá fue con la redacción que te publicó Don Josep en la revista del instituto. Tampoco importa ya demasiado pero como te decía somos afortunados, esa sensación de vértigo cuando escribes sobre lo que sientes no se te pasará nunca. O por lo menos no hasta ahora. Habrá momentos en que casi se te olvidará lo importante que es escribir, habrá épocas en que pensarás que es una pérdida de tiempo pero no te preocupes que volverá. Todo lo que estás pasando ahora volverá. ¿Sonríes al leer esto? Yo sí lo hago al escribirlo. Jodida suerte la nuestra 🙂

Del trabajo y los estudios no te quiero hablar, no es relevante pero te irá bien. Aunque ahora no te importe demasiado tendrás sueños y los cumplirás antes de lo que te imaginas. Conocerás a gente increíble y te lo pasarás bien haciendo lo que haces. Eso –aunque se paga bien– es impagable. No hace falta que te lo recuerde pero haz siempre aquello que te dé más miedo. Nos ha funcionado bastante bien hasta ahora. Sí que es cierto que a mí ahora me vendría bien alguna pista de nuestro futuro «yo». Siento que hemos llegado a la encrucijada en la que se definen los próximos 10 años y saber si me estoy equivocando haría esto mucho más fácil. Tan fácil que imagino que le restaría mérito. Supongo que por eso aún no nos hemos escrito. Mañana chequearé mi email por si acaso. Uf, lo del email va a ser gordo. Muy gordo. También te lo explico otro día. Lo prometo.

Llevamos ya cuatro párrafos y no te he dicho nada importante, estarás pensando que estoy un poco gagá y que tienes mejores cosas que hacer que leer tonterías del futuro. No te equivocas. Ese es el mensaje principal: lo que estás haciendo ahora, lo que estás viviendo, cada minuto de los próximos cuatro o cinco años va a ser increíble. Disfrútalo con la tranquilidad de saber que vale la pena. Tu día a día actual son las historias que alimentarán el mañana. Sigue cuestionándotelo todo, haz pellas cuando haya que hacerlas y lee aquel libro en ese café donde a veces os encontráis a escondidas. No dejes de esforzarte cuando toca dar la de cal (o la de arena) y llora, y ríe, y sufre, y arriesga y busca los límites cuando haga falta. Todo va a salir bien. Ella no estará siempre ahí, pero habrá otras «ellas» y con todas y cada una aprenderás que vale la pena arriesgar hasta que duela. Porque dolerá, porque sé que duele, pero en los días aburridos de invierno, cuando ya no pase nada, echarás de menos sentir que te falta el aire un domingo por la mañana.

¿Eso ha sido una rima asonante? Como ves no aprenderás a escribir mejor por mucho que lo intentes. Y seguirás siendo igual de cursi 18 años después. Supongo que eso es más culpa tuya que mía, no sé, quizá cambie en los próximos 20 años. Los de mi edad dicen que me quedé atascado en los 16, pero en algún momento tendré que hacerme mayor aunque sea en la forma de escribir. Ganas no tengo y cierto es que muy a menudo pienso en ti, cierto que por momentos desearía volver a ser tú. Imposible, como otras tantas cosas.

Por cierto, he estado haciendo cálculos y creo que en unas semanas te iras de camping con esos amigos raros que no te comprenden y que -ya te lo avanzo- pronto desparecerán de tu vida. De ese viaje no recuerdo mucho pero sí sé que una noche acabarás en la playa tú solo, completamente borracho y excesivamente melancólico. Lo que llevarás en la mano aquí donde vives ahora lo llaman “joint”. Verás una decena de estrellas fugaces, tumbado y terriblemente mareado pedirás siempre el mismo deseo, luego te apagarás el cigarro en la parte interior de la muñeca y te quedarás dormido hasta la mañana siguiente. Eso de quemarte -perdona que te diga- será una tremenda gilipollez. De todos modos reconozco que funcionará y es la principal razón por la que ahora recuerdas esa curiosa noche: preciosa cicatriz. Sobre el deseo que pides, te confirmo que se cumple pero tendrás que esperar un par de años y te aseguro que, como pasa muy a menudo, la espera será mejor que el deseo en sí.

Eso apúntatelo en el corcho ese de la habitación que tienes: “cuidado con lo que deseas que se puede hacer realidad.” Un consejo que nos habría venido bien a su debido tiempo. Ya lo entenderás.

Cuida de tu hermana más, ahora tampoco te das cuenta, pero sus recuerdos de esa época no serán tan buenos como los tuyos y creo que ahí lo podríamos haber hecho mucho mejor. Cambia eso.

De Mama y Papa no te preocupes. Sigue hablando con Mama todas las madrugadas que puedas, pese a parecer demasiado perfecto para ser real ella nunca dejará de estar ahí. Papa –por el contrario– acabará decepcionándote, aprovecha los días buenos mientras los haya y tranquilo que no habrá ningún trauma, terminarás perdonándole y entendiéndole más de lo que crees. Eso sí, no luches por cambiarle, no servirá de nada.

Al que sí se le acaba el tiempo es al abuelo, lee todo lo que escriba y no le permitas que deje de escribir. Pasa con él las tardes que haga falta y empápate de absolutamente todo lo que diga. Sus consejos nunca dejarán de hacerte falta y en el fondo llegarás a  parecerte a él más que a nadie en el mundo.

Me has hecho llorar sabes. Eso es algo que tampoco cambiará, tienes la lágrima fácil y la seguirás teniendo, pero llorar al fin y al cabo es recordar que algo valió la pena y -sin querer simplificar demasiado- esa será de alguna manera nuestra filosofía. Sí, lo sé, somos mucho más simples de lo que aparentamos, pero no se lo diremos a nadie.

Me despido ya, si puedo volveré a escribir, pero tienes cosas más importantes que leer y no quiero despistarte. Tienes mucha suerte de estar ahí y creo que lo sabes, pero no lo olvides. Disfruta de cada minuto, ya te he dicho que acabarás echando de menos esos días mucho más de lo que crees. Y déjate de «carpe diems» mal entendidos, los mejores días, los más memorables, están aún por venir.

Por cierto a la prima al final le diré que lo importante es la ilusión en cualquiera de sus formas o derivaciones, pero eso tú ya lo sabes.

Buen viaje, te espero al final de la aventura.

“… And there are people who forget what it’s like to be 16 when they turn 17. I know these will all be stories someday. And our pictures will become old photographs. We’ll all become somebody’s mom or dad. But right now these moments are not stories. This is happening, I am here and I am looking at her. And she is so beautiful. I can see it. This one moment when you know you’re not a sad story. You are alive, and you stand up and see the lights on the buildings and everything that makes you wonder. And you’re listening to that song and that drive with the people you love most in this world. And in this moment I swear, we are infinite”

Peliculón: The Perks of Being a Wallflower (2012)

Y es que todos tuvimos 16 alguna vez, todos tuvimos una «tunnel song». ¿Te acuerdas?

We are infinite…

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